Cooperativas agroindustriales generan un beneficio neto de ¢63,000 por cada ¢1,000 exonerados
Las cooperativas del Frente Agroindustrial Cooperativo (FAC) aportan 28.500 empleos
directos e indirectos.
– Impactan el desarrollo local y la reactivación económica, especialmente en las zonas
rurales a través de compras de bienes y servicios, desarrollo de infraestructura y
mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades. Son organizaciones con
un fuerte arraigo nacional.
San José, Costa Rica. En Costa Rica por cada ¢1.000 exonerados a las cooperativas
miembros del Frente Agroindustrial Cooperativo (FAC), el país recibe un retorno de
¢63.000 como resultado de sus actividades productivas, de acuerdo con datos del periodo
2018-2022.
Al analizar el costo-beneficio se demuestra que los beneficios generados por las
cooperativas agroindustriales superan con creces los costos económicos. Esto significa
que – al comparar los costos económicos en los que incurre el país por los incentivos
fiscales que reciben estas cooperativas versus los beneficios que generan- el régimen
cooperativo es rentable desde una perspectiva social y económica; y representa una
inversión que genera un retorno positivo para el país.
El beneficio económico neto (BPN) por la operación de las cooperativas integrantes del
FAC en el país alcanzó en 2018, un valor de ¢188 mil millones. Este valor más que se
triplicó hasta alcanzar una cifra superior a los ¢660 mil millones en el 2022 (más de
$1.000 millones). Este beneficio es producto de una alta vinculación de las cooperativas
agroindustriales con el sector primario, con significativos encadenamientos productivos y
efectos indirectos sobre el resto de la economía.
Las cooperativas agroindustriales, que participan en procesos productivos de café, caña,
palma aceitera, arroz, leche, carnes, extracción de sal, frutas, entre otras actividades, se
benefician de la no sujeción al pago del impuesto a la renta, precisamente porque no
tienen utilidades, lo que existen son excedentes que se convierten en ahorros, que es
obligatorio devolverlos a los asociados.
Esta valiosa información fue revelada en un estudio realizado por el Centro
Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) del INCAE
Business School, titulado Impacto Económico del Frente Agroindustrial Cooperativo en
Costa Rica (2018-2022), en el que participaron 12 cooperativas.
Para Ronald Arce, director ejecutivo del CLACDS, “los resultados de la investigación
demuestran que el modelo cooperativo no sólo es rentable, sino que también genera
beneficios sociales y económicos significativos al desempeñar un papel esencial en la
generación de empleo, el crecimiento del Producto Interno Bruto, el aumento del valor
agregado en la economía, el desarrollo local y el incremento económico sostenible”.
Por su parte, Guido Vargas, representante del FAC resaltó el papel fundamental que han
desempeñado las cooperativas agroindustriales en el desarrollo del sector agrícola,
impulsando la producción, transformación y comercialización de productos agropecuarios.
Han permitido a los pequeños y medianos productores acceder a mercados, tecnologías e
insumos, mejorando su competitividad y sus condiciones de vida.
Según lo revela el estudio del CLACDS si bien las cooperativas, se benefician de la no
sujeción al pago del impuesto a la renta (similar a las compañías adscritas al régimen de
zona franca), en Costa Rica al igual que otras empresas, deben cumplir con una serie de
obligaciones tributarias entre las cuales se incluyen el Impuesto al Valor Agregado (IVA),
impuesto a la propiedad e impuestos municipales, entre otros que pagan en el giro normal
de su negocio.
En el año 2022, el pago de impuestos por parte de las cooperativas afiliadas al FAC se
aproximó a ¢13,000 millones, cifra 50% superior al monto exonerado.
Entre los beneficios que aportan las cooperativas agroindustriales están la generación de
empleo, medidos por el salario comparado con otras industrias similares; los aportes
fiscales por el pago de impuestos, los excedentes distribuidos a los miembros, el gasto en
insumos nacionales y la inversión en proyectos sociales y ambientales.
Valor agregado para Costa Rica
Sin duda, el principal aporte de las cooperativas a la economía nacional radica en la
adquisición de bienes y servicios con valor agregado nacional. Solo en el 2022 ese
impacto representó ¢363.000 millones, gracias a su participación en la producción
nacional.
Ese valor agregado en la economía, que se genera al transformar los bienes y servicios
durante el proceso productivo del café, caña, palma aceitera, arroz, leche, carnes, sal,
además de otras actividades, tomó en cuenta el valor agregado cooperativo, el valor
agregado indirecto y el valor inducido (el producido por otras actividades encadenadas el
sector).
“La investigación destaca que el modelo cooperativo sigue creciendo y se consolida como
un motor de desarrollo económico y social en Costa Rica, generando empleo, crecimiento
económico, distribución de la riqueza y el desarrollo local, lo que no solo se refleja en los
datos, sino que también son percibidos por la ciudadanía en general”. expresó Vargas.
Según el estudio, las cooperativas agroindustriales -que cuentan con más de 22.000
asociados- provocan un importante impacto económico en Costa Rica, al generar 8.500
empleos directos en diferentes zonas del territorio nacional (incluyendo áreas de menor
desarrollo relativo), y 20.000 indirectos, a través del encadenamiento productivo de otras
empresas que les proveen insumos o servicios.
Como parte de sus actividades productivas, estas cooperativas del sector agroindustrial
pagaron más de ¢80.000 millones por concepto de salarios en el 2022, lo que permitió
mediante un empleo formal, mejorar la calidad de vida de miles de personas y contribuir al
crecimiento del país, sobre todo de comunidades en áreas rurales.
Las cooperativas, al promover la distribución equitativa de la riqueza, la generación de
empleo y el desarrollo local, contribuyen al bienestar social y al crecimiento económico
sostenible.
A lo largo de su historia, el movimiento cooperativo costarricense ha sido un modelo
exitoso de desarrollo. Desde la aprobación de la Ley de Asociaciones Cooperativas en
1968, las cooperativas agroindustriales han evolucionado y se han consolidado como una
alternativa viable frente a los modelos económicos tradicionales.
Sobre el Frente Agroindustrial Cooperativo
El Frente Agroindustrial Cooperativo (FAC), fundado en el año 2018, es un
grupo conformado por 17 cooperativas agroindustriales que promueven el
desarrollo compartido en sus territorios a través de un encadenamiento
productivo virtuoso, a saber: Coopevictoria R.L; Coopebrisas R.L; Coopeagropal
R.L; Coopeatenas R.L; Coopepalmares R.L; Coonaprosal R.L; Coopesabalito
R.L; Apacoop R.L; Cooprole Dos Pinos R.L; Coopepuriscal R.L; Coopelibertad
R.L.; Coopronaranjo R.L; Coopeagri R.L.; CoopeTarrazú R.L; Coopedota R.L;
Coopemontecillos R.L. y Coopeliberia R.L.
Como líderes del sector, estas asociaciones desempeñan un papel clave en la
reactivación económica de las zonas rurales, fomentando el progreso social
mediante la inversión local, la creación de empleo y la promoción de la seguridad alimentaria para la población.
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